¿EL PRINCIPIO O EL FINAL?
“¿Cómo quebraste?, preguntó Bill. De dos maneras: gradualmente y después de repente, respondió Mike”, escribe Hemingway en Fiesta.
El volcán periodístico estalla ahora, pero desde hace tiempo que el magma burbujeaba a punto de. La erupción tiene que ver con Donald Trump y cómo la prensa estadounidense perdió la más cruenta batalla que ha emprendido en las últimas décadas: derrotar a un candidato. La salvedad la creo necesaria para poner en contexto el certero análisis que hace Andrea Insunza. Esto se venía venir y en la histeria presente hay mucho de la cabronería yanqui que se mira el ombligo y recién despierta groggy por el presidente verborreico, por la irrupción de las redes sociales (y las fake news) y los fracasos de los rancios modelos de negocio.
Sin embargo, la amenaza de la sobrevivencia –o la extinción, para los agoreros- ya se olía con los reporteros asesinados con total impunidad y a destajo en México; la persecución a los medios opositores en Venezuela; la inexistencia de periodismo independiente en China; con la influencia que tienen los tabloides sensacionalistas europeos en la instigación de las más bajas pasiones políticas (para vender más sí, pero también con agenda, no hay que ser ingenuos); la incapacidad de avistar en su momento los Amazon, Facebook o Google; el concubinato con el poder por reverencia o por temor; la constante crítica de que la prensa formar parte más del problema que de la solución; y la poca creatividad e innovación para enfrentar el riesgo mortal de la caducidad.
Todo eso es pre Trump y pre-fake news. Muy pre.
¿RESISTIRE?
Reflexiones después de leer a Insunza.
-El periodismo está en crisis porque la democracia está en entredicho. O para ser más precisos los administradores de esa democracia: o sea, los políticos.
-Para buena parte de la sociedad convivimos en el barrio de la elite, de los mal evaluados, aunque pensemos que estamos en la vereda de enfrente.
-El exceso de información angustia y por eso es más fácil y da más certidumbre refugiarse en respuestas simples, de 140 caracteres, sin entre líneas, fáciles, ojalá categóricas, sin bemoles, sin honduras ni espesores. Manjar para el populismo periodístico. Y político (suelen ir de la mano).
¿Cómo resistir –siguiendo la interpelación de Insunza- entonces?
-Indispensable es aprender, primero, a relevar el valor de la complejidad; luego, a saber explicarla, contarla, narrarla, registrarla. Me parece muy provocador el desafío que plantea la autora para experimentar con nuevos lenguajes, formato, soportes y plataformas. Y abrir las salas de prensa a “ingenieros en computación, diseñadores de interfaces, expertos en economía de la atención, neurocientíficos, ciberantropólogos”.
-Tal como, hace no mas de tres décadas, el cuidado del medio ambiente y la ecología se instalaron en los hogares, en educación y también en la agenda pública como un valor rescatable, indispensable y necesario, debemos bregar por reinstalar la importancia de una prensa libre, de calidad e independiente. Aquí reside el mayor de nuestros pecados: el periodismo es demasiado importante para dejárselo sólo a los periodistas. Criticamos a la iglesia, a los empresarios y a los políticos por no abrir las puertas de sus catedrales, empresas o parlamento, pero quizá donde más mugre se esconde bajo la alfombra es en las salas de prensa. Nuestros códigos suelen ser sólo para iniciados, los métodos no comentables, las motivaciones confusas para la ciudadanía, los errores silenciados, sus disquisiciones –por qué tal o cuál noticia, por qué a unos sí y a otros no- secretas y puertas adentro. No sé cuantos medios consentirían hoy a abrir al mundo las puertas de sus reuniones de pauta vía streaming.
¿Y DONDE ESTAN LOS DEBERES?
Tal como ese infantilismo político que inunda el mundo, hemos vociferado por nuestros derechos y nos hemos olvidado –no por candidez ni tampoco precisamente por desidia- de nuestros deberes.
Por eso, ¿cómo pedir que la sociedad haga suya una cruzada que siente lejana?
¿Cómo exigir, casi como un acto de fe, que valoren la libertad de prensa cuando ni siquiera nos hemos dado tiempo de explicarla en los colegios, en los liceos, en las universidades?
¿Cómo relevar la complejidad de los problemas mundiales cuando una parte importante de la prensa prefiere refugiarse en la consigna o en el vox populi?
¿Cómo dedicarse más a explicar las marchas –por sea lo que fuere- que apoyarlas o no apoyarlas?
¿Cómo decir “lo investigué” más que “creo”?
ALFABETIZACION MEDIAL
Insisto con el resistir de Insunza. Lo que se me viene a la cabeza, siguiendo la línea que expone la autora:
-Alfabetización medial. Nuevo pacto con la sociedad: explicar por qué es importante una prensa libre. Alfabetizar significa abrir el naipe, airear las redacciones, contar por qué para cada medio eso es noticia –o no-, abrir los procesos.
-Enseñar a discernir: decirles a las audiencias que esta es una visión de la historia. Que duden. Que nos contradigan. Que nos obliguen a la rigurosidad. Que nos bajen del oráculo y del púlpito al cual ridículamente una y otra vez intentamos subirnos.
-Nuevos modelos de negocios: financiamiento compartido entre avisaje y lectores. Cada peso invertido por las audiencias nos obliga a comparecer ante ellos. El periodismo de calidad cuesta dinero: si no hay gente dispuesta a pagarlo, éste corre peligro.
Pero ante todo, reitero, no dejarle el periodismo sólo a los periodistas, tal como un día aprendimos a no dejarle la ecología sólo a los ecologistas.